• El niño oye bien la mayor parte del tiempo, pero en otras ocasiones no responde.
• Quiere subir el volumen de la televisión más que los demás miembros de la familia.
• Dice: “¿qué?” con demasiada frecuencia.
• El niño dirige uno de sus oídos hacia delante para escuchar, o se queja de que solo puede oír con su oído bueno.
• Baja su rendimiento escolar, o el profesor se da cuenta de que no escucha ni responde en clase como los demás niños.
• El niño se queja de que no escucha. Parece obvio, pero muchos padres asumen que el niño simplemente no está prestando atención 13 cuando en realidad se puede tratar de una pérdida de audición no diagnosticada.
• Parece que el niño no presta atención.
• Comienza a hablar más alto que antes.
• El niño le mira con intensidad cuando usted habla, como si estuviera concentrado, lo que